Obi-Wan Kenobi, la película: el corte de Kai Patterson

15.07.2022

Por Rubén Dittus

Kai Patterson (1995, Hawái) es un joven director independiente que nada tiene que ver con Disney Company ni mucho menos con Star Wars. Eso en términos contractuales, porque desde hace unas semanas su trabajo de edición a la serie Obi-Wan Kenobi (convirtiéndola por voluntad propia en una ágil película de 2 horas y media) lo han unido definitivamente al estreno más esperado del año en el universo de ficción creado por George Lucas. Estrenada mundialmente el pasado 27 de mayo de 2022 en Disney Plus, la serie dirigida por Deborah Chow -directora de varios episodios de The Mandalorian- cuenta los acontecimientos vividos por el personaje inmortalizado en su momento por Alec Guinness y heredado luego por Ewan McGregor, diez años después de los eventos narrados en la película La venganza de los Sith (episodio 3, 2005) y en donde casi la totalidad de Jedis han sido exterminados.

Las grabaciones de Obi-Wan Kenobi comenzaron en abril de 2021. Desde ese momento poco y nada se sabía de su trama. Solo se soltaron -como ocurre habitualmente- pequeños avances audiovisuales o fotografías que fueron parte de la estrategia de marketing digital, pero que resultaron ser muy poco reveladores sobre la verdadera historia que había detrás.

Muchos seguidores de Star Wars nos preguntamos qué atractivo podría tener una serie de seis capítulos (de 45 minutos de duración en promedio) en la que se narran las aventuras del autoexilio de uno de los personajes más queridos de la saga. Mal que mal, todo lo que ocurre a partir de Una nueva esperanza (episodio 4, 1977) dejaba amarrado cualquier intento de creatividad en el que no se viera afectada la trama principal, especialmente en la relación que se deja entrever entre el otrora caballero Jedi con Luke Skywalker o su esperado encuentro con Darth Vader (quien fuera su ex aprendiz Anakin Skywalker). Es decir, el riesgo de no contar nada relevante era alto. Pero Lucas Films se arriesgó. Y Kathleen Kennedy, la mandamás de la empresa, aún más.

¿Qué sabíamos de Obi-Wan Kenobi? Que es un hombre noble, con una habilidad singular para la Fuerza. Como todo Jedi de su época, se crió en el templo Jedi desde temprana edad. A lo largo de su vida entrenó con grandes maestros, como Yoda y tiempo después con Qui-Gon Jinn. Fuimos testigos que esas cualidades le harán un flaco favor a la galaxia, pues su extrema bondad le impide matar a Anakin en un memorable duelo de sables cuando éste se convierte al lado oscuro de la fuerza en el cálido planeta Mustafar en el Borde Exterior. Claro, si lo hubiese concretado no habría saga, así que se lo agradecemos por hacer crecer a uno de los villanos más reconocidos de la cultura popular.

¿Qué cuenta la serie? Con una estética tipo western con elementos de cyberpunk, Obi-Wan Kenobi (o simplemente Ben Kenobi, como el personaje desea que le llamen) vive sus días en las dunas de Tatooine trabajando como carnicero. Desde una prudente distancia vigila al joven Luke, entregado a la crianza de sus tíos en el árido planeta. Era el plan esperado. Ni tan lejos ni tan cerca. Allí lo vería crecer hasta algún día dotarlo de su verdadera identidad. Sin embargo, la entrada a escena de los Inquisidores trae consigo la primera sorpresa para la fanaticada: no será Luke sino su hermana gemela Leia (Vivien Lyra Blair), de tan solo 10 años y convertida en princesa Organa, la que se ve metida en problemas. Leia ha sido secuestrada desde su planeta de adopción -Alderaan- y Obi-Wan debe ir en su búsqueda a solicitud del Senador Bail Organa (Jimmy Smits).

Lo que muchos no sabían es que el proyecto que traería de regreso al célebre maestro Jedi fue pensado originalmente como película. Sin embargo, el fracaso de taquilla de Han Solo: A Star Wars Story (Ron Howard, 2018) detuvo el proyecto, que ya contaba con diseño argumental para una trilogía de películas escrita por Stuart Beattie. Tras El ascenso de Skywalker (episodio 9, 2019) se decidió apostar por el streaming y el video bajo demanda, diseñando un buen número de proyectos en formato televisivo y así, entre tempestuosas tormentas y decisiones corporativas, nació Obi-Wan Kenobi, la serie. Inicialmente el guion estaría cargo de Hossein Amini, una historia muy oscura según sus detractores y en la que el mítico Darth Maul tenía un lugar asegurado como el gran villano. Amini fue sustituido a última hora por Joby Harold, que otorgó una historia más suave, siendo asesorado por Dave Filoni y Jon Favreau, que instaron a la inclusión de Darth Vader (interpretado por Hayden Christensen y un par de dobles de acción), los Inquisidores y la construcción de la figura de Leia como figura inspiradora para una futura e incipiente rebelión. Tanto Beattie como Amini fueron reconocidos solo en los créditos del primer episodio.

El dictamen había que dejárselo a la audiencia, pero en especial a los millones de fans que han hecho suya la soap opera galáctica más importante de la historia del cine. Un relato infantil, problemas en la edición, escenas y diálogos innecesarios, persecuciones mal ejecutadas, poca profundidad en personajes, ritmo lento y abuso de la cámara en movimiento fueron algunas de las críticas que empezaron a poblar el espacio digital desde el estreno del primer capítulo de la serie. Semana a semana, algunos cuestionamientos fueron reemplazaos por alabanzas, especialmente en torno a la figura de Ewan McGregor, en quien descansa la mayoría de los puntos a favor, sumado a algunos cameos inteligentes (como el Emperador Palpatine o el maestro Qui-Gon Jinn) y una lucha de sables de antología entre el ex Jedi y su antiguo padawan, y donde queda definitivamente resuelta la nueva relación entre quienes en un pasado dieron lugar a la mejor dupla de Jedis en contra de los Sith.

Deborah Chow, la directora de la serie, quedó en deuda. El problema no está en la historia sino en su ejecución. Y el realizador Kai Patterson así lo entendió. Su versión, sin embargo, no solo es una poda. Hay reordenamiento de escenas, eliminación de acciones que no aportan al viaje interior del protagonista y un cuidadoso montaje en el que se respeta el espíritu de la serie. Es, a todas luces, el trabajo de un fan. Los milagros en el arte audiovisual existen. Y este es uno de ellos. Los seis capítulos fueron convertidos en una película de 2,5 horas en donde se deja lo esencial para comprender el viaje de Obi-Wan como un goce que aporta al canon de Star Wars. El corte de Patterson se convierte, así, en un filme necesario. Ameno, donde nada sobra y en el que cualquier seguidor de la franquicia se sentirá a gusto.

Tras el atento visionado de la Obi-Wan Kenobi la película, queda clara una cosa: la premisa busca explicar la evolución de Obi-Wan tras diez años de imperio galáctico. En Tatooine ya no está el Jedi poderoso con las destrezas de antaño. Algo en él ha muerto. Su fe está en duda. Ahora es simplemente Ben. El camino a una reconciliación necesaria es lo que permitiría mantener viva la llama de quien debe entregarle a un veinteañero Luke el sable de su padre. Debe entrenarse, además, en las artes de la inmortalidad, algo que no logra ejecutar ante la nula presencia de su exmaestro. Con la nueva e inesperada misión a cuestas, Obi-Wan recupera la esperanza. La edición de Patterson nos muestra con mayor claridad su caída y su transformación. Algo que la serie nos había quitado. Muchas ramas no nos dejaban ver el bosque. Es el viaje del héroe tal como lo escribió Joseph Campbell, y que muchos guionistas han adoptado como receta, incluido el propio George Lucas.

Obi-Wan Kenobi, la edición de Kai Patterson (www.kaipattersonfilms.com) es, hasta ahora, lo más cercano a la película que debió ser. Gracias a la magia del cine, ya lo es. Teniendo en cuenta el proyecto original, esta apuesta no comercial podría ser un vistazo de lo que pudo haber sido.

Fuere como fuere, los amantes de Star Wars le estaremos agradecidos.


[*] Reseña publicada en el portal de FYCIF: https://www.centroculturalfycif.cl/series/obi-wan-kenobi-la-pelicula-el-corte-de-kai-patterson/